Las parejas constantemente se enfrentan a un gran
número de problemas, sobre todo al principio de las vidas juntas, los
problemas no son nada fáciles de enfrentar, ya que la fantasía con la
que se llega a formar la unión, nos dice que todo será maravilloso y la verdad
es un tanto diferente a eso.
Es importante destacar que la pareja no
necesariamente se basa en la felicidad absoluta, vivir en pareja o andar
con una pareja también es una forma de enfrentar las situaciones propias
de la vida, entre ellas los problemas de la relación; entre los más
comunes a que se enfrentan las parejas están los siguientes problemas:...
- § Económicos
- § Sexuales
- § Familiares
- § De aceptación de sí mismo o de las otras personas
- § Integración a las familias de origen
- § Infidelidad
- § Enfermedad
- § Desempleo
- § Etc.
Es imposible ser una buena madre o un buen padre en
medio de un campo de batalla. Al pasar el tiempo, sin importar si es mucho o
poco, los conflictos se van agudizando más y más, lo cual genera un
ambiente de hastío, enojo, desgano, mal humor, depresión, que se
vuelve muy notorio para la pareja, los hijos, si los hay, y para todos los que
rodean a la pareja.
Los efectos que causa el mal ambiente descrito son muy variados, pero entre los más comunes existen:
Los efectos que causa el mal ambiente descrito son muy variados, pero entre los más comunes existen:
- § Enojo
- § Frustración
- § Depresión
- § Violencia
- § Irritación
- § Bajo apetito sexual
- § Anorgasmia
- § Disfunción eréctil
- § Sobre peso
- § Desórdenes alimenticios
- § Ausencia de sueño
- § Baja auto estima
- § Inseguridad
- § Estrés
- § Taquicardia
- § Nerviosismo
- § Problemas gástricos
- § Irritación con los hijos y con otras personas.
- § Etc.
Evidentemente los
efectos emocionales generados por el mal entendimiento de la
pareja irán de moderados a severos, sobre todo los efectos severos se
relacionan más con la pareja que han pasado mucho tiempo juntos sin poder
solucionar los problemas o malestares que tienen.
Para la falta de solución de los problemas, interviene mucho el carácter dominante o el mal carácter de alguno de los miembros de la pareja, así como cuando existe alguna relación extra pareja. En estos casos es de esperarse un mayor índice de violencia física o psicológica y cuando la violencia va tomando mayor presencia en la pareja, los problemas tienden a no solucionarse, la relación se tensa más y más y por lo tanto en daño se hace cada vez mayor. Podemos afirmar que cuando la pareja no se comunica o se comunica de forma viciada o mala, las palabras toman forma de arma y sus efectos se asemejan a los de una bomba, las acusaciones mutuas sobre los problemas, la irresponsabilidad, la falta de interés por las cosas o la falta de interés por la pareja, el no querer tomar decisiones para no ser responsable de las consecuencias, nos muestran ya una fractura severa en la relación y el daño ya es notorio entre los miembros de la pareja o la familia.
Para cuando los efectos de la mala relación son muy
notables, aparecen las conductas de refugio como son:
§
No
querer llegar o llegar tarde a casa sin una razón real.
§
Preferir
la soledad a la compañía de la pareja.
§
Solo
hablar de lo más indispensable.
§
Buscar
más la compañía de las amistades.
§
Visitar
lugares de esparcimiento sin la pareja.
§
Abuso
del alcohol o el cigarro.
§
Abuso
o dependencia de drogas.
§
Abuso
o dependencia de medicamentos.
§
Menosprecio
por las cosas o asuntos de la pareja.
§
Ver
a la pareja como alguien sin atractivo alguno.
§
Etc.
La mala comunicación en la pareja aparece muchas veces desde el noviazgo, lo cual sin darse cuenta se convierte en un vicio o costumbre que después no se puede erradicar.
Uno de los vicios más frecuentes de la pareja es no hablar de las cosas que nos pasan o sentimos, y las soltamos hasta que ya nos rebasan y se nos salen de manera violenta o como reclamo, lo cual va a generar una respuesta de defensa de la pareja y no se logra encontrar la solución.
Diferentes son las situaciones que desencadenan en un divorcio o separación. En entre otras se encuentra la inclusión de un tercero, violencia por parte de alguno de los cónyuges, celos, problemas económicos, problemas sexuales, problemas en la interpretación de la realidad, de creencias y mitos (las creencias compartidas que contienen muchas de las reglas secretas de la relación). Las personas evolucionan y cambian a lo largo de la vida, lo que en ocasiones provoca que un cónyuge descubra que el otro no es el mismo con el que se casó.
A su vez, ambos pueden estar satisfechos con estos
cambios, pero también puede sentirse desilusionados siendo esto motivo de
conflicto constante.
Dice J. Carrobles (1999) que el divorcio suele ser visto como un peligro de desintegración familiar, pero también puede ser una oportunidad para crecer, si la crisis se resuelve, ya que como toda crisis, al resolverse, se pasa a otra etapa de cambio.
Dice J. Carrobles (1999) que el divorcio suele ser visto como un peligro de desintegración familiar, pero también puede ser una oportunidad para crecer, si la crisis se resuelve, ya que como toda crisis, al resolverse, se pasa a otra etapa de cambio.
El divorcio es un factor traumático tanto para los cónyuges como para los hijos, pero no por ello debe ser disfuncional. La disolución de una relación significativa puede producir trastorno emocional, angustia y sufrimiento en la persona que lo vivencia. Incluso llegar a ocasionar depresión, intentos de suicidio, enfermedades psicosomáticas.
Actualmente el divorcio es aceptado socialmente gracias a factores tales como la pérdida de la influencia de la religión o del resto de la familia, la agilidad de las leyes de divorcio, etc.
La mayor parte de las personas que se divorcian sufren sentimientos depresivos, ambivalencia, o cambios de humor; y la recuperación suele durar aproximadamente dos años, durante los cuales una psicoterapia sería necesaria en muchos casos, para poder hacer frente a estos síntomas y a la recuperación favorable de la persona y su entorno, que puede ser de fundamental apoyo en la terapia.
Investigaciones revelan que los hijos de padres
divorciados presentan menor autoestima que los de matrimonios constituidos. El
divorcio es el más grande stress que un niño pueda soportar como hemos visto.
Los niños perciben la muerte de un padre de manera más natural que un divorcio.
Los hijos de divorciados necesitan más tratamiento psicológico que los de los
no divorciados.
Las consecuencias de una conducta inadecuada de los
padres cuando se divorcian puede ocasionar ansiedad, miedo, inseguridad,
sentimientos ambivalentes y diferentes trastornos de conducta. De manera que si
una pareja se encuentra en proceso de divorcio, debe tener en cuenta:
1º El problema es con su pareja, nunca con sus hijos.
2º La única forma en que sus hijos no sufran durante la separación o
divorcio es que los padres estén plenamente conscientes de que deben explicarles
claramente la situación a ellos y decirles que, independientemente de la
decisión que tomen, ambos cónyuges seguirán queriéndolos y ayudándolos.
3º Si no hay más remedio que el divorcio, siempre será preferible una
separación amistosa que una conflictiva, por el bienestar y seguridad de los
hijos y de la propia pareja.
4º Hay que hacer un gran esfuerzo para superar el rencor y la rabia, pero
es indispensable por el bien de todos.
C. Díaz (1986) habla que los adolescentes suelen pasar más tiempo fuera de la casa luego del divorcio; los hijos presentan creencias más problemáticas respecto ante la separación o divorcio de los padres, cuando éste se produce de manera destructiva, estas son manifestaciones de la desintegración de la familia. En estos casos, los niños tienden a culpabilizar más al progenitor no custodio (pero las concepciones son menos culpabilizantes si los niños mantienen contacto con los progenitores no custodios, al mismo tiempo que experimentan menos sentimientos de abandono.
Se ha comprobado también que la mayor presencia de
creencias problemáticas se asocia a mayor inadaptación social y personal de los
niños.
J. Wallerstein (1991) retomó estudios realizados, observó que una década después del divorcio muchos de los hijos tienden a evitar casarse jóvenes y/o bajo influjo de sus impulsos, que valoran el amor romántico duradero y comprometido. Además se formuló que más del 33 % confiesa que ha sido muy importante mantener el contacto con ambos progenitores y que éstos hayan dejado de pelearse continuamente.
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